CIELO BLANCO
Las imágenes pasaban por mí a una gran velocidad. Y llegó la hora. Lo primero que logré ver fueron los rayos de sol, tan bellos que formaban una obra de arte. Lo segundo que vi no fue tan agradable. En una especie de barreño que contenía agua helada se encontraba una persona judía. Efectivamente, estaba en Auschwitz. Y aquel hombre iba a morir por una neumonía, por culpa de las crueldades de los soldados alemanes.Aquel hombre representaba la raza judía exterminada por manos nazis. Cerré los ojos y el tiempo se volvió a alterar. Al llegar, lo que observé me quitó la poca sensibilidad que me quedaba.Había cadáveres por todas partes, pero no había nadie más. Silencio. Debía de estar justo en el final de la Segunda Guerra Mundial. Entonces noté la presencia de alguien y me estremecí.
-¿Quién eres?
Era un niño de unos 8 años. Pero, ¿qué hacía un niño tan dulce y tierno allí?
-¿Qué haces aquí? Este no es lugar para un niño tan indefenso como...
-Mi papá dice que la única solución es el amor y la esperanza-dijo el niño. Tenía bajo su jersey la estrella judía bordada.
-Confía y llegarás a la verdad. Créeme, yo también he pasado por esto, te lo digo por experiencia propia. Creo que la humanidad sucumbirá si las cosas siguen así. Hay que aprender de la vida-y mirando los cadáveres, dijo algo que perdurará en mi memoria durante el resto de mi vida:
-Tranquilo, la guerra ha acabado, ¿porqué tendría qué estar aquí si no?
Me sorprendía la calidad que tenían las palabras que salían de su pequeña boca. Por eso no pude resistirme y le dije:
-Porque eres el rey de los judíos.
-En eso te equivocas-acto seguido el niño desapareció. Miré, busqué entre los cadáveres. Fue entonces cuando escuché una voz que me transportó a un mundo mágico. Lo que sentí no soy capaz de explicármelo. Y me dijo lo siguiente:
-Yo soy el judío del experimento, yo soy las víctimas, yo soy tú, yo soy todo, lo imaginable y lo inimaginable, la esperanza y el amor, la verdad y la mentira ,yo soy LOS VIENTOS DE CAMBIO. Yo estoy en vuestros corazones
Y desapareció de una vez por todas. Pensé que todo había acabado y que ya no pintaba nada en aquel lúgubre lugar. Pero estaba equivocado. Miré de nuevo al cielo antes de retomar mi vida y me emocioné. Porque éste estaba repleto de palomas blancas. Pensé libertad, pensé paz, pensé amor, pensé esperanza…Una pequeña lágrima se escapó de mi ojo, y luego otra, otra y otra…Sin darme cuenta había empezado a llorar descomesuradamente. Pero no era tristeza lo que ocupaba mi corazón, era primero confusión, luego dolor por las víctimas, y luego sentí lo que había pasado. Había triunfado el bien sobre el mal. Entonces cerré los ojos de nuevo y regresé.
Omar Núñez Fernández, 3ºESO B
IES "VALLE DE LACIANA"
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