viernes, 27 de enero de 2012
Un duro adiós
http://www1.yadvashem.org/yv/es/holocaust/about/04/ussr_gallery.asp
Un duro adiós
Cuando yo era pequeña, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui al colegio, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande. Escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que ellos no entendían la vida.
El aire frío rozaba mi cara, caminaba deprisa pero apenas sentía los pies, el único calor que me hacía sentir segura, era mi hijo , lo sostenía envuelto en una manta blanca , tenía mucho frío , ni siquiera sus lágrimas eran capaz de resbalar por sus rojizas mejillas . Estaba nerviosa no sabía dónde me dirigía, pero me daba igual, solo me importaba él y que estuviera a salvo, todavía me culpaba de haber abandonado a Jorge allí solo, rodeado de pánico, miedo y lágrimas . Él me prometió que estaría bien que me fuera lejos, que él volvería a buscarme y viviríamos felices como siempre habíamos soñado. Miles de pensamientos divulgaban por mi mente todo había pasado tan deprisa…
No puedo más , mi aliento se agota , hace frío mucho frío las piernas me fallan y caigo al suelo sin soltar al pequeño , me siento y destapo el rostro de Raúl , sus pequeños ojos se abrieron delicadamente , apenas podía moverse , lo volví a tapar y lo abracé con fuerza , me preguntaba que por qué no podía hacer nada para salvarlo , era injusto , puede que tenga miedo de enfrentarme conmigo misma y decir que esto es la realidad , de pensar que puedes ser libre como un pájaro con el miedo de que alguien te encierre en una jaula y después te das cuenta que nunca has salido de esa jaula,
Cogí fuerzas y me levanté no sé como una cosa tan pequeña podía darte tantas fuerzas, pero empezaba a inquietarme, podía escuchar pisadas y suspiros, no tenía valentía para girarme, sabía lo que había a mis espaldas . Ahora creo que es verdad eso que dicen que uno no entiende la vida hasta que uno no entiende la muerte, por unos segundos muchos recuerdos me vinieron a la mente y me hicieron sentir bien. Todavía podía escuchar como el sonido del rifle hacía eco entre las calles muertas de Ivangord, mi mirada se quedó quieta junto al pequeño , la manta blanca poco a poco se teñía de rojo , lo cogí de la mano , no tengas miedo hijo , nos volveremos a ver , tienes que ser fuerte , él me devolvió una sonrisa rota llena de miedo , me vi entonces a mí misma a través de sus ojos , nuestras manos se separaron y cayeron al suelo ,el corazón me chillaba por dentro en venganza de un duro adiós
No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo conserva todos esos sueños.
Carla Saavedra Álvarez 3ºA
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